Escribo este post en referencia a varias noticias que han salido en los últimos meses con la intención de arrojar un poco de luz y aclarar ciertos puntos siempre en base a información científica, ya que muchas veces ciertas cosas se sacan de contexto y se llegan a conclusiones totalmente alejadas de la realidad.
Eliminar el gluten de la dieta, ¿peligroso?
En primer lugar, han aparecido noticias sobre la peligrosidad de las dietas sin gluten. Desde luego esta afirmación es totalmente falsa, las dietas sin gluten en sí, no son peligrosas, de hecho pueden salvar la vida literalmente a personas con fuertes alergias e intolerancias. Lo que puede resultar peligroso es quitarse el gluten por cualquier motivo y sustituirlo por productos procesados sin gluten como los que suelen vender en los supermercados llenos de aditivos, conservantes, azúcares, cereales refinados y almidones que pueden ir dañando progresivamente nuestra salud.
Por otra parte, la mayoría de la gente que se quita el gluten, está quitando pan blanco, bollería y pasta blanca, alimentos que no contienen demasiados nutrientes y sin embargo contribuyen a que se produzcan picos de azúcar en el organismo que eventualmente llevan a una situación de resistencia a la insulina. Por tanto en la mayor parte de los casos cuando quitamos el gluten no estamos quitando fibra, y tampoco quitamos casi nutrientes, ya que serían las versiones integrales de estos productos las que contienen una densidad nutricional destacada. Y aunque quitásemos las versiones integrales de estos productos, podríamos cubrir la necesidad de fibra perfectamente con verduras, legumbres y cereales que naturalmente no contienen gluten y que son muy altos en fibra y carbohidratos saludables como el arroz integral, el arroz salvaje, la quinoa, el mijo, el trigo sarraceno o el amaranto.
Afortunadamente en la actualidad tenemos muchísimos sustitutos saludables de los cereales con gluten sin necesidad de recurrir a productos procesados sin gluten que perjudican nuestra salud. Algunos de estos sustitutos son: pan de trigo sarraceno, mijo o quinoa, pasta de legumbres, de arroz integral o de trigo sarraceno, etc.
Si queréis saber algo más sobre este tema os remito a este post que escribí hace un tiempo.
Bebidas vegetales y alimentación del bebé
También hemos leído en las últimas semanas la lamentable noticia de la muerte de un bebé al que alimentaban con las mal llamadas leches vegetales. Desde luego la negligencia de los padres está clara, los bebés han de alimentarse con leche materna, no con bebidas vegetales. Según la OMS, se debe de dar leche materna al bebé de forma exclusiva durante los 6 primeros meses y mezclándola con alimentos hasta los 2 años al menos, esto nos asegura que el bebé tiene los nutrientes necesarios para desarrollarse correctamente (sobretodo si la madre está siguiendo una dieta saludable libre de tóxicos y aditivos) y estamos contribuyendo a que el niño tenga un sistema inmune fuerte y saludable disminuyendo el riesgo de alergias y problemas intestinales presentes y futuros. Si por cualquier motivo la madre no puede alimentar al bebé, lo correcto es dar al niño leche de fórmula o leche maternizada de la mejor calidad, a ser posible ecológica (para evitar hormonas o antibióticos procedentes de la ganadería extensiva) que no contenga aditivos e incluso las hay con leche de cabra, en lugar de vaca por si el niño presentase alguna intolerancia a la de la vaca. En general los lácteos procedentes de la cabra o la oveja suelen sentar mejor y provocar menos problemas digestivos ya que son animales más pequeños y por tanto de alguna forma más parecidos a nosotros en constitución y eso se ve reflejado en la composición de su leche. Las bebidas vegetales, por el contrario, están compuestas en su gran mayoría por agua y una pequeña cantidad de algún cereal o fruto seco, y encima están pasteurizadas, por lo que en NINGÚN caso es un alimento que pueda sustituir a la leche materna, ya que su composición nutricional no tiene nada que ver, las bebidas vegetales tienen muy pocos nutrientes, y muchos menos las que no son caseras.
Leche de vaca durante la infancia, ¿es necesaria?
Por otra parte, si un niño puede alimentarse sin problema con leche materna y luego introducir alimentos junto con la leche materna hasta los 2 años aproximadamente según las recomendaciones de la OMS que hemos comentado, NO HAY NINGUNA NECESIDAD de introducir leche de vaca en su alimentación, de hecho ya numerosos estudios están llegando a conclusiones muy claras con respecto a este tema. Por ejemplo, se ha visto que niños que consumen leche de vaca antes de los 2 años, tienen mayor predisposición a sufrir diabetes tipo I, también se ha relacionado su consumo en la infancia con mayor incidencia de cólicos, alergias, problemas intestinales, eczemas, otitis, rinitis, bronquitis y amigdalitis de repetición, entre otras cosas. Casi todo el mundo da leche de vaca a sus hijos por el calcio, sin embargo ni es la única fuente de calcio, ni es la mejor. Absorbemos mucho mejor el calcio procedente de las hojas verdes, el brócoli, las almendras o el sésamo, solo por citar algunas. Y además, de nada nos sirve el calcio para unos huesos fuertes sin vitamina D, y sin embargo no tenemos en cuenta esta importantísima vitamina, casi hormona, en la salud de nuestros hijos.
También se está relacionando el consumo de lácteos con problemas hormonales e incluso cánceres hormono-dependientes como el de próstata en hombres y el de mama u ovarios en mujeres.
El consumo de lácteos de vaca, por otra parte, aumenta una sustancia que se llama factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1, que es una sustancia que está relacionada con la inflamación y el desarrollo de cáncer. Otros estudios relacionan la lactosa y galactosa que contiene la leche de vaca con el aumento de la inflamación y estrés oxidativo en animales. De hecho, paradójicamnete, el consumo de lácteos está relacionado con un mayor número de fracturas óseas y osteoporosis.
Por tanto, resumiendo, lo mejor para los bebés es la leche materna, tal como recomienda la OMS, en el caso de que esto no pueda ser así, se debe elegir una leche maternizada de calidad y a ser posible ecológica. Las bebidas vegetales no se pueden utilizar en ningún caso para criar a un bebé, pero sin embargo su consumo no es perjudicial en la niñez, adolescencia o edad adulta cuando se están recibiendo todos los nutrientes adecuados a través de una alimentación saludable. Y, si además, estas bebidas vegetales se realizan de forma casera a partir de copos de avena, coco, almendras u otro fruto seco (en mi blog podéis encontrar alguna receta), no solo son un fantástico sustituto de la leche de vaca, sino que además estamos aportando muchos nutrientes que prácticamente no aportamos cuando este tipo de bebidas no son caseras. La de almendras, por ejemplo, contendrá calcio y podemos darle un aporte extra si añadimos semillas de sésamo, que son muy ricas en este mineral. Pero esto siempre cuando el niño esté destetado y lleve una alimentación equilibrada.
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