La primavera es una época llena de cambios, a los nuevos alimentos que tenemos en esta época del año (como en cada estación), se unen otros cambios como el cambio al horario de verano, el cambio de temperaturas, el aumento de horas de luz, etc. Es muy típico durante esta estación, sobretodo al principio, sentir cansancio, irritabilidad, fatiga, apatía, somnolencia… es lo que se conoce con el nombre de ‘astenia primaveral’, que suele durar unos días hasta varias semanas y se suele producir porque el cuerpo está intentado adaptarse a las nuevas condiciones y a veces no tiene los recursos suficientes para hacerlo sin provocar ciertos síntomas.
Para prevenir o reducir los síntomas asociados a la astenia primaveral:
- Sigue una alimentación saludable en la que primen los alimentos locales y de temporada: coliflor, espinaca, acelgas, puerros, alcachofas, espárragos, apio, lechuga, zanahorias, limón, fresas, aguacate; más tarde llegan las cerezas, brevas, albaricoques, pepinos…
- Elimina azúcar, edulcorantes artificiales, alimentos procesados y carnes rojas y procesadas, estos alimentos contribuyen al cansancio y la fatiga.
- Hacer ejercicio al aire libre. Puede ser bailar, montar en bicicleta, hacer yoga…
- Tomar un poco de sol todos los días (15-20 minutos) para tener unos niveles saludables de vitamina D, fundamental para nuestro sistema inmune y reducir fatiga y cansancio. Es una buena época ya que aún no hace demasiado calor y el sol no es tan potente
- Algún suplemento nutricional nos puede ayudar, como un buen multivitamínico (natural, sin aditivos y mejor basado en alimentos, la marca Terranova me guata mucho, por ejemplo) o algún superalimento como el camu-camu que contiene mucha vitamina C o la espirulina que nos ayuda a aumentar los niveles de energía por su alto contenido en vitaminas del grupo B.
La primavera es también una época en la que mucha gente sufre alergias, sobretodo en forma de rinitis alérgica: picor y destilación de nariz, un poco de congestión, estornudos, etc. Pero también se pueden presentar síntomas más fuertes como problemas de respiración (asma). Esto se debe sobretodo a que es la época de la floración y hay mucho polen en el ambiente. La alergia es una reacción exagerada del sistema inmune ante determinadas sustancias (los alergenos). Pero los alergenos no es que sean sustancias peligrosas o perjudiciales en sí mismas, el problema en la mayoría de los casos se encuentra en un sistema inmune desequilibrado.
Pero, ¿por qué podemos tener un sistema inmune desequilibrado? En muchos casos esto es debido a la presencia de inflamación crónica. La inflamación es un proceso saludable y necesario para la regeneración y reparación del cuerpo, sin embargo cuando esta inflamación se vuelve crónica el sistema inmune se desequilibra y por tanto está siempre alerta y esto le puede llevar a esta sobre-reacción ante ciertas sustancias, que en principio son inofensivas. Y, ¿qué puede estar provocando esta inflamación crónica?:
- Intolerancias alimenticias. Las más comunes son al gluten y a los lácteos.
- Alimentación inadecuada y falta de nutrientes.
- Exceso de toxicidad, como alcohol, tabaco, pesticidas, herbicidas y otros tóxicos.
- Flora intestinal desequilibrada.
Sabiendo todo lo anterior, la pregunta ahora sería, ¿qué podemos hacer nosotros para reducir esta inflamación y, por tanto, ayudar a nuestro sistema inmune a mejorar las alergias?
- Llevar una alimentación antiinflamatoria, es decir, eliminar productos blancos y refinados, azúcar y carnes rojas y procesadas y en su lugar llenar nuestra dieta de verduras (al menos el 50% del plato), carbohidratos complejos y proteínas de buena calidad.
- Introducir alimentos con propiedades antiinflamatorias como los alimentos ricos en omega 3 (frutos secos, semillas, aguacate, aceite de oliva virgen extra, etc), la cúrcuma y el jengibre.
- Unos días de desintoxicación suave también pueden ayudarnos mucho. Para ello se puede estar una semana siguiendo una dieta completamente vegetariana en la que se tomen muchas verduras crudas o ligeramente cocinadas, sopas y caldos desintoxicantes (apio, puerro, calabacín…) y algunas hierbas que nos ayuden a depurar un poco el hígado como, por ejemplo, el cardo mariano. Consulta con el médico si tienes diabetes o alguna otra patología importante antes de hacer una limpieza.
- Algunos suplementos pueden ser de gran ayuda. Por ejemplo:
- Bromelaína: es una enzima que se encuentra en la piña, tiene propiedades antiinflamatorias y ayuda a reducir los síntomas relacionados con las alergias.
- Quercetina: es un bioflavonoide que estabiliza las membranas de las células que liberan histamina, la sustancia responsable de los síntomas de la alergia. Se encuentra en las manzanas, avena, cerezas, peras, cebolla, espinacas, ajos, coles… Si los síntomas son muy severos se puede conseguir en comprimidos.
- Vitamina C: es una vitamina antiinflamatoria, antioxidante y con propiedades inmuno estimulantes. Se encuentra en la papaya, fresas, brócoli, camu-camu, pimientos, limones, coles de Bruselas, perejil, frambuesas, escaramujo, acerola… Si los síntomas son muy severos se puede conseguir en comprimidos (mejor siempre si e con bioflavonoides).
- Probióticos: bacterias saludables para ayudar a mejorar y reforzar nuestra flora intestinal. Alrededor del 70% de nuestro sistema inmune se encuentra en el intestino.
- Eliminar alimentos que nos pueden estar causando intolerancias, por ejemplo los lácteos y el gluten. Una manera sencilla de comprobar si tenemos cierto grado de intolerancia a algún alimento es eliminarlo de la dieta durante 6-8 semanas y luego volverlo a introducir y comprobar qué sucede en nuestro cuerpo. Eso sí, hay que ir de uno en uno. Con los lácteos se pueden quitar todos de golpe durante un tiempo y luego ir introduciendo uno por uno dejando varios días entre uno y otro.
Os dejo una entrevista reciente en la que hablo de este tema.
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