Pasta de calabacín con salsa de tomate y aguacate

La receta de hoy es un plato especial porque no es una pasta normal y corriente. En este caso el calabacín está espirilizado, es decir, en forma de espirales, y hace las veces de espaguetis. Es una buena forma de incrementar el consumo de alimentos crudos de una forma amena y muy rica.

Ingredientes (1 persona):

-1 calabacín mediano
-1/2 taza de tomates secos previamente remojados 20 minutos o hasta que se ablanden
-2 tomates
-1 cucharada de miso blanco
-un puñadito de pasas
-1 cucharada de hierbas provenzales o de albahaca seca
-zumo de medio limón
-1/2 aguacate

Preparación:

1. Pelar el calabacín y espirilizar con un aparato especial para ello o hacer tiras finas con un pelador de patatas como si fueran tallarines
2. Trocear los tomates y ponerlos en la batidora junto al miso, las pasas, las hierbas y el limón y triturar
3. Poner la salsa encima del calabacín espirulizado y adornar con tiras de aguacate. También se puede añadir encima hojas frescas de albahaca, por ejemplo.

El espirilizador es un utensilio de cocina que sirve para hacer verduras en forma de tiras, como en juliana. Se pueden encontrar más pequeños, de mano, y más grandes. De entre los pequeños uno de los más conocidos es el Spirelli, la ventaja es que ocupa poco espacio y es muy cómodo de manejar. Lo podréis encontrar en tiendas especializadas y en internet en varias páginas web incluido Amazon España.  Los grandes, aunque ocupan más espacio, también son sencillos de manejar y tienen la ventaja de que suelen llevar varias cuchillas para hacer las tiras de diferentes grosores según la necesidad. Aquí en España se vende el Spirali, que también lo podéis encontrar en varias tiendas online y en Amazon España.

Un  ingrediente que puede que algunos no conozcáis es el miso. El miso es una pasta que es el resultado de la fermentación  de un cereal o legumbre, normalmente la soja o el arroz, aunque también hay miso de cebada e incluso de garbanzo. Es típico de Japón y allí se suele utilizar mucho para hacer sopa.
El proceso de fermentación lo convierte en un alimento muy digestivo y nutritivo que ayuda a regenerar y mantener nuestra flora intestinal. Es mejor conseguir un miso que no esté pasteurizado, ya que de esta forma las enzimas que contiene se mantienen vivas y resulta más beneficioso para la salud. Por la misma razón, cuando vayamos a incorporar el miso a algún caldo, es mejor hacerlo en el último momento y tener cuidado de que el caldo no vuelva a hervir. Se cogería un poco del propio caldo para disolver el miso y se volvería a incorporar. Tiene un sabor salado, con lo cual es una buena forma de añadir sabor a ciertos platos, pero hay que tener cuidado y no añadir sal a parte o añadir poca. En esta receta si no tenéis miso a mano podéis echarle sal marina y una cucharada de aceite de oliva, aunque yo os recomiendo probar el miso.
El miso, además de ser rico en enzimas que favorecen la salud intestinal, también contiene ácido linoleico y lecitina de soja, que contribuyen a controlar los niveles de colesterol

Es una de las formas más saludables de consumir soja y obtener todos sus beneficios, como por ejemplo las isoflavonas, que contribuyen al equilibrio hormonal de la mujer. Muy adecuado durante la menopausia ya que ayuda a combatir los síntomas asociados a ésta y previene la osteoporosis.
Una de las propiedades más interesantes sin duda es su poder para eliminar las radiaciones del cuerpo gracias a una sustancia a la que llamaron zybicolin, que agrupa y elimina las sustancias radioactivas. Sus beneficios se comprobaron el los pacientes de Hiroshima y Nagasaki.

Contiene gran cantidad de proteína y vitamina B12 y es rico en aminoácidos esenciales y minerales, en especial magnesio, hierro y calcio. También contiene vitaminas A, B y E.