Adoro el eneldo, así que el otro día cuando fui a comprar y lo vi tan fresco y tan bonito no pude resistirme y cogí una bandeja llena de esta preciosa hierba. Y además tiene excelentes propiedades relacionadas con el sistema digestivo de las que ahora hablaremos. Luego pensé que le podría ir bien a un plato de pasta blanca, sin tomate, y de ahí salió esta deliciosa receta, ya que de vez en cuando, sobretodo algún fin de semana, me apetece hacer recetas que sean un poco más lo que se llama en inglés ‘comfort food’, que no sé bien cómo traducir, es comida que te apetece hacer que se sale un poco de lo que suelo hacer pero intentando siempre mantener el punto saludable.
Como os comentaba, el eneldo tiene unas excelentes propiedades que nos ayudan a hacer mejores digestiones, además es carminativa, ayuda a evitar y eliminar gases y estimula la producción de enzimas en el hígado, lo que ayuda a desintoxicar mejor los productos de deshecho, por lo que también tiene propiedades anticancerígenas. Es una hierba especialmente buena para las mujeres, ya que suaviza los espasmos uterinos y los dolores tipo cólico que acompañan muchas veces a la menstruación. Es también diurética, antihemorroidal y sedante y tiene un delicioso aroma y sabor.
He elegido como siempre una pasta integral y sin gluten, en este caso de arroz integral porque es una pasta de sabor bastante suave, aunque también podéis utilizar pasta de trigo sarraceno (tiene un sabor algo más potente), pasta de legumbres o noddles de calabacín o zanahoria, si no tomáis pasta o cereales. También he utilizado nata de arroz que suelen vender en supermercados saludables, pero se puede añadir un punto aún más saludable haciéndolo con anacardos. Para ello sencillamente tenemos que poner 1-2 tazas de anacardos en remojo de 2 a 4 horas y luego descartar el agua y ponerlos en una batidora potente junto con un chorrito de zumo de limón y algo más de agua y se bate todo hasta que adquiera una textura cremosa a la que se le añadirá más líquido si la queremos hacer menos densa.
- 250 grs de pasta de arroz integral
- 1 puerro
- 8 espárragos trigueros
- 8 flores de brocoli
- 5 o 6 setas shiitake
- 5 o 6 champiñones marrones (o blancos)
- un vasito pequeño de vino blanco (1/2 taza aprox.)
- Salsa de soja ‘Tamari’- un chorrito
- 150 ml de nata de arroz o salsa de anacardos casera
- aceite de oliva virgen extra o aceite de coco
- pimienta negra
- sal del Himalaya
- Como las verduras tienen diferentes puntos de cocción, las trocearemos de forma diferente y las incorporaremos a la sartén en diferentes tiempos para lograr que todas lleguen en su punto a la salsa.
- Corta el puerro por la mitad y luego ambas mitades en “juliana” muy fina. Trocea las setas shitake en juliana y los champiñones en cuartos o en seis trozos si son grandes. Los espárragos debes trocearlos empezando por la punta y cada vez en trozos más pequeños según nos acercamos a la parte trasera, hasta que el tronco oponga resistencia, ahí pararemos y desecharemos lo que quede. Y, por último, corta en 2 o 4 trozos cada “flor” del brócoli, también dependiendo del tamaño que tengan.
- Con todas las verduras preparadas para su incorporación a la sartén, empezaremos con un chorrito de aceite de oliva y echando el puerro y los espárragos en cuanto notemos que está caliente.
- Después de unas cuantas vueltas añadiremos el brócoli, y lo tendremos tres o cuatro minutos junto al puerro y los espárragos.
- Cuando el brócoli haya perdido parte de su firmeza será momento de añadir las setas.
- Con todas las verduras en la sartén, buscaremos el punto de sal y pimienta, quedándonos algo cortos de sal en previsión del chorrito de salsa de soja ‘tamari’ que estamos a punto de añadir.
- Subimos el fuego al máximo y cuando se intensifique el ruido de la cocción, bañaremos las verduras con el vasito de vino y dejaremos que se reduzca hasta desaparecer el alcohol (no tardará más de un minuto).
- Sólo nos queda ese chorrito de ‘Tamari’ del que hablábamos, dos o tres vueltas para mezclar todo bien y vertemos directamente a la nata.
- Damos unas vueltas a todo en la sartén y apagamos el fuego. La salsa está lista.
- Ahora sólo tenemos que hervir la pasta. En nuestro caso hemos optado por pasta de arroz integral, que no tiene gluten ni su sabor es muy similar al de la pasta tradicional, además de que sienta de maravilla.
- Aproximadamente nueve minutos después tendremos los macarrones al dente y los añadiremos a la sartén de la salsa como hacen en Italia, para que terminen ese último de cocción junto a las verduras y todo quede bien ligado.
- Tendremos a mano un buen puñado de eneldo picado. Parte de ese eneldo puede ir a la sartén, justo antes de servir… La otra parte la sacaremos a la mesa junto al molinillo de pimienta negra, para quien busque potenciar la frescura del plato.
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