He decidido escribir este post para arrojar un poco de luz en el tema del colesterol, una sustancia vital a la que se le ha dado muy mala fama en los últimos años.
El colesterol es un tipo de grasa o lípido que fabrica el organismo y que juega un papel esencial, tanto que sin él no podríamos vivir. Una de sus funciones principales es la de constituir el elemento estructural básico de todas las membranas celulares, proporcionándoles la consistencia adecuada. Sin el colesterol las membranas serían demasiado fluidas, y este es uno de los motivos por los que el colesterol es tan importante.
También tiene otras muchas funciones entre las que destacan:
- La formación de las sales biliares en el hígado, fundamental para la digestión de las grasas
- Formación de las hormonas sexuales masculinas y femeninas
- Formación de las hormonas de la corteza adrenal, más conocidas como corticoides como la cortisona y el cortisol
- Síntesis de la vitamina D, importantísima también para el mantenimiento de la salud
- Imprescindible en los procesos de fagocitosis que llevan a cabo las células del sistema inmunitario
La mayoría del colesterol lo fabrica naturalmente nuestro cuerpo y el resto lo obtenemos a través de la dieta. En diversos estudios se ha visto que tener el colesterol alto en principio no constituye por sí solo un mayor riesgo cardiovascular y tener el colesterol elevado no es una causa primaria de enfermedad cardiovascular. De hecho, tener el colesterol bajo puede ser tan problemático como tenerlo muy elevado. Y en el caso de tenerlo algo elevado, es necesario que exista alteración en otros parámetros como las transaminasas o los triglicéridos, entre otras cosas, para poder afirmar que existe un riesgo cardiovascular.
Por tanto no hay que tener tanto miedo a comer grasas, las grasas son absolutamente necesarias en nuestra dieta, eso sí, han de ser grasas saludables como el aguacate los frutos secos, las semillas, el aceite de oliva virgen extra o el pescado azul. Y siguiendo con el tema de la dieta, es importante destacar que en la formación excesiva de colesterol juega un papel mucho más importante el consumo de alimentos procesados, azúcar blanca y carbohidratos simples, que el propio consumo de grasa. Y esto se debe a que el consumo de estos productos elevan los niveles de azúcar en sangre, ya que son carbohidratos desprovistos de su fibra y por tanto el cuerpo los absorbe mucho más rápido. Al elevar nos niveles de azúcar en sangre, el páncreas secreta insulina, que será a encargada de llevar el azúcar que circula por la sangre hasta el interior de las células. Sin embargo, cuando la insulina toca a la puerta de la célula para proporcionarle azúcar, llega un momento en el que la célula no quiere más, ya que tiene suficientes reservas, así que este exceso de glucosa sale de nuevo de la célula y se almacena en forma de grasa. Este exceso de moléculas de azúcar se unen a ciertas proteínas que dañan las paredes arteriales y ese daño continuo desencadena un proceso inflamatorio crónico. Si los niveles de azúcar en sangre se elevan en exceso todos los días, varias veces al día, es como estar frotando o friccionando continuamente las paredes arteriales.
EL CUERPO USA EL COLESTEROL PARA MITIGAR LA INFLAMACIÓN Y EVITAR EL DAÑO CONTINUO EN LAS ARTERIAS
El cuerpo no puede quedarse impasible ante esta situación, por lo que manda al colesterol (junto con otras sustancias) para que se sitúen en las paredes arteriales con el objetivo de evitar el daño continuo de las moléculas pro-inflamatorias (lo podéis ver en la siguiente imagen). El problema es que cuando esta inflamación se vuelve crónica y no se rompe el círculo vicioso de los carbohidratos simples y aceites refinados, el cuerpo sigue depositando colesterol en las arterias con el objetivo de protegerlas y arriesgándose a pagar un alto precio si la cantidad de colesterol junto con otras sustancias aumenta tanto que la sangre no puede circular adecuadamente.
QUÉ ES ELCOLESTEROL BUENO Y EL COLESTEROL MALO
El ‘colesterol bueno’ es el HDL, que es la abreviatura de ‘High Density Lipoprotein’, es decir, lipoproteínas de alta densidad. Por tanto cuando hablamos de colesterol bueno hablamos en realidad de un tipo de moléculas, lipoproteínas, que se encargan de transportar el colesterol y otras grasas desde las paredes arteriales de vuelta al hígado para su posterior eliminación. Por tanto nos interesa tener los niveles de colesterol HDL elevados.
El ‘colesterol malo’ es el LDL, que es la abreviatura de ‘Low Density Lipoprotein’, es decir, lipoproteínas de baja densidad. Por tanto cuando hablamos de colesterol malo de nuevo estamos hablando de un tipo de molécula que se encarga de transportar el colesterol desde el hígado a las arterias y otros lugares donde pueda ser necesario. Por tanto nos interesa mantener estos niveles de colesterol dentro de unos parámetros. Pero si aumenta en exceso nos está indicando, no que estemos comiendo demasiada grasa, sino que existe un problema inflamatorio que el cuerpo está intentando mitigar con el envío de colesterol a las arterias.
QUÉ DEBEMOS COMER Y QUÉ DEBEMOS EVITAR
Para evitar esta inflamación debemos de evitar todos los productos procesados con ingredientes y aceites de dudosa procedencia así como azúcares (bollería, cereales, galletas empaquetadas…), azúcar blanco y cereales refinados como la pasta blanca o el arroz blanco, en general cualquier harina blanca que esté desprovista de su fibra, ya que como hemos visto antes esto provoca picos de azúcar que acaba perpetuando el proceso inflamatorio y nos puede llevar a padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, y muchos otros problemas.
En cambio podemos seguir una dieta antiinflamatoria rica en alimentos integrales, no refinados ni procesados: arroz integral, pasta integral de buena calidad, productos caseros, etc. y por supuesto mucha verdura, en especial hojas verdes, que nos aportan grasas saludables y muchos nutrientes que ayudan a limpiar nuestras arterias, como la clorofila.
Los copos de avena contienen fitoesteroles que ayudan a controlar los niveles de colesterol en sangre, el limón con su gran contenido en vitamina C nos ayuda también a mantener limpias nuestras arterias (acordaros de empezar el día con un vaso de agua templada con medio limón, vuestro cuerpo os lo agradecerá), el jengibre es antiinflamatorio y lo podemos añadir a numerosos platos, tomarlo en forma de té e incluso añadirlo a nuestra agua con limón. Finalmente las zanahorias y todas las verduras también nos ayudan a mantener limpias nuestras arterias y reducir la inflamación responsable de todo este proceso.
Os dejo una entrevista que me hicieron el el canal de televisión online TvBio sobre el colesterol que resume un poco todo lo que os he contado.
https://youtu.be/l_p4YwSSrMU?t=16m55s
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